jueves, 2 de junio de 2011

ORGANIZACIÓN POLITICA

En la época de Colón, Castilla tenía varios consejos  o cuerpos de asesores que se encargaban de asuntos determinados como los ministerios modernos. El emperador Carlos V estableció en 1524 el Consejo de Indias. Los miembros de este consejo eran miembros de la aristocracia. El Consejo de Indias acumulaba información relativa al Nuevo Mundo, decidía pleitos y quejas y evaluaba los hechos y logros de los gobernantes americanos.   
Después de la Conquista el territorio americano se extendió para incluir los pueblos y ayuntamientos establecidos por los adelantados --gobernadores militares designados oficialmente por la Corona. A base de estos centros de población se crearon los virreinatos (en inglés, "viceroyalties") en la primera mitad del siglo XVI: 

Un siglo más tarde, se crearon dos virreinatos más en Suramérica:
Para ver un mapa de los virreinatos, pulsa aquí.    
Los virreinatos constituían una base para gobernar el territorio español. El poder jurídico quedaba en manos de las Audiencias, cuerpos judiciales encabezados por oidores instruídos, conocedores de la jurisprudencia. En contraste con el sistema norteamericano que divide el gobierno en tres unidades -- ejecutiva, legislativa y jurídica-- el sistema iberoamericano se caracterizaba por la fusión de autoridades. Las Audiencias eran presididas por el virrey.  
inquisicion La Inquisición (el Santo Oficio de la Inquisición) vino al Nuevo Mundo poco después del establecimiento de los primeros virreinatos:en 1570 a Nueva Castilla y en 1571 a Nueva España. Irónicamente, la Inquisición en España produjo una emigración de judíos al Nuevo Mundo donde algunos después caerían víctimas de la Inquisición de nuevo por haber conservado costumbres judaizantes. Una vez juzgados por la Inquisición, los reos se entregaban a las autoridades seculares. Además de los judíos y conversos (judíos que profesaban ser cristianos), un gran porcentaje de los acusados eran negros, mulatos y mestizos. La Inquisición fue abolida en España en 1812 y un año más tarde en Nueva España.  Otro aspecto del control que ejercía El Santo Oficio de la Inquisición fue la censura de libros. Poseer un libro registrado en el Index Librorum Prohibitorum (Índice de libros prohibidos) podía pagarse con pena de muerte. La diseminación de libros impresos también quedaba bajo autoridad eclesiástica. Pero como muchas de las leyes procedentes de España, la prohibición de llevar libros de caballería "se acataba pero no se cumplía."   
La imprenta vino a Nueva España en 1535. Tardó medio siglo en llegar a Lima en 1584. Al principio la imprenta servía la misión religiosa de imprimir libros para apoyar la misión de educar a los indígenas. Se imprimían catecismos, sermones, doctrinas cristianas y muchos glosarios de vocablos indígenas para poder diseminar la palabra de Dios en la lengua nativa.     
Irónicamente, la obra de uno de los primeros grandes autores americanos, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), se publicó en su mayoría en España y póstumamente.  Nacida en México, hija natural de padre español --tal vez vasco-- y madre criolla, Sor Juana desarrolló muchos temas de interés americano, además de temas religiosos y feministas.
El mestizaje La mezcla fue facilitada por la circunstancia de que la sociedad española también estaba compuesta de cepas muy diversas y por las características físicas de las razas enfrentadas.  Los rasgos de los aborígenes no resultaban chocantes, en general, a los ojos de los españoles; el color de su piel no se diferenciaba mucho del cutis aceitunado de los habitantes del sur de la península, y tampoco diferían en estatura, más bien baja en la mayor parte del nuevo continente.  Los españoles no encontraron en América seres humanos tan distintos y exóticos como los que verían en África, China o el archipiélago malayo. Más tarde, cuando los indios de   las regiones más hispanizadas fueron asimilándose a los modos de vida de los blancos y adoptaron su indumentaria o copiaron su aspecto personal, muchos pudieron pasar por españoles.  Más aun: algunas etnias como los mayas o los guaraní tenían facciones que podían llegar a ser muy hermosas, y así lo reconocieron los cronistas.  Fue natural, entonces, la aproximación de los españoles (casi siempre solteros, casi siempre jóvenes) con las mujeres aborígenes, y esto ocurrió desde el comienzo. 
... Fueron escasas las mujeres españolas que vinieron al nuevo continente durante el primer medio siglo a partir del descubrimiento.  Las uniones entre españoles e indias fueron, pues, algo inevitable, y bien pronto generaciones de mestizos empezaron a poblar América con su ambigua condición de hijos de conquistadores y conquistadas. 
Los esclavos
 La existencia en España de una antigua legislación esclavista en las leyes de las "Siete Partidas" ofreció la base jurídica para que  la Corona se reservara la exclusividad en el tráfico de negros y justificara luego la concesión a particulares, bajo ciertas condiciones, de la explotación de ese verdadero "estanco real". Equiparados a la sal, los naipes o el tabaco, los negros fueron un  negocio del rey, y únicamente recordándolo bajo este aspecto se comprenderá el funcionamiento de los "asientos" y se explicará la  existencia de ciertas leyes, licencias y prohibiciones.    ... El "asiento" octavo nos permite apreciar una distribución geográfica de "la trata" y valorar su importancia. Sobre 4.000 negros anuales, se encaminaban 2.000 a la feria de Portobelo y se permitía introducir directamente a Panamá y el Perú los sobrantes que restaran de la venta realizada allí; la otra mitad se repartía: Cartagena 700, para Veracruz y Honduras, Campeche y  La Habana otros 7000 y los 600 restantes se desparramaban en Puerto Rico [y otras islas del Caribe]. 
Algo más de tres millones de esclavos en un período de284 años [desde 1503 hasta 1787], sobre un total general para toda América que seguramente sobrepasa los veinte millones, demuestra que menos del 16% de los africanos "rescatados por la trata" tuvieron entrada en las colonias españolas, mientra el 84% restante debió dividirse en un 34% para Brasil y un 50% para las colonias sajonas, holandesas y francesas. Teniendo en cuenta esta apreciable diferencia de porcentajes y, además, que en la América española el negro tuvo una dispersión geográfica notariamente mayor que en el resto del continente, podemos concluir con certeza que la asimilación o integración del negro en las colonias de España no obedeció solamente a la lenidad partriarcal de las Leyes de Indias y a la existencia anterior de la legislación de las "Siete Partidas", sino también y muy especialmente a otros factores de índole comercial y geográfica y a la política que se practicó.
Vedoya, Juan. La expoliación de América . Buenos Aires:
     Ediciones La Bastilla, 1973. 

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